Charla conmigo

-Hola, ¿querés jugar al juego del abecedario?
-¿El juego del abecedario? ¿Qué es eso?
-Vos tenés que elegir una letra y yo otra.
-¿Y?
-¡W! ¡Te gané!

La inocencia de los niños... ¡Minga!

Buscando en el Escritorio la foto que subí recién, me encontré con ésta:

La semana pasada me topé con ella en un sitio que ahora no recuerdo y me la guardé porque me pareció excelente.

Hace tiempo que me querían en Go...

Algún día colgaré fotos de Go y de la gente con la que laburo. Pero hoy no será el día. Simplemente cuelgo esta foto un tanto premonitoria. Jaja. Se trata de un detalle de una pared de mi oficina que está toda graffiteada y stencileada.
Como si de "¿Dónde está Wally?" se tratara, los invito a jugar a "¿Dónde está mi apellido?".
Cabe aclarar que en el momento en que se hizo esto, aún faltaban años para que yo empezara a trabajar allí. Jaja.

Pista: ioioioioioio

Cuidemos el medio ambiente. O al menos, el sueño de un pobre tipo.

Qué lindo dormir con lluvia. ¿No? Divino… ¡La puta madre! 5 de la mañana. No sé si no estaba soñando con Liv Tyler, te cuento… Algo me despierta. Me cuesta trabajo despertarme del todo y asimilarlo. Cuando mis sentidos están funcionando casi al 100%, lo confirmo: hay una gotera. Venciendo el frío y la pereza, pero buscando asegurar la vuelta al sueño, salgo a buscar a la maldita gotera. ¿Es en mi cuarto? No. ¿Es en el cuarto de al lado? No. ¿En el living? Tampoco. Puta madre. ¿Dónde es? Agudizo mi oído y descubro totalmente asombrado que viene de afuera. Nuevamente: puta madre. ¿Cómo puede haber una gotera afuera? O sea… Se deberían escuchan las gotas caer, pero todas juntas. Pero no era el caso. Había un lugar donde se las escuchaban por separado y sumamente amplificado. Maldiciendo y tiritando, bajo las escaleras y abro la puerta. Más allá de la oscuridad reinante, en la vereda, más cerca de la calle que de mi puerta, identifico lo que me despertó: una de esas bandejitas blancas típicas de las rotiserías/panaderías/supermercados que algún hijo de puta tiró en la vía pública. La bandejita del orto estaba boca abajo como quien dice, por lo que cuando una gota caía sobre ella, hacía como vacío y repercutía como la gran puta. Allá voy, subo, me calzo debidamente para no estropear mis pantuflas y la pateo. Hoy, al salir para el trabajo, le saqué una foto para dejar una evidencia gráfica de este ataque al medio ambiente. En verdad, que el medio ambiente se maneje. ¡Un ataque a mi sueño con Liv Tyler!

La primera vez que escribí esta palabra

:: chirusa ::

Me pasó en el post anterior. Me fijé en rae.es cómo se escribía y descubrí que se podía escribir con z, pero como el Word sólo me la reconoció con s y me embolaba ver la línea roja subrayando el supuesto error, la escribí así.

Un montononón de claps

Una amiga estaba haciendo las delicias de los presentes contando una anécdota sobre un muchacho que le gustaba. El tipo no le daba bola, pero había buena onda entre ellos. Entonces ella, un buen día agarra y decide encararlo, dejando acertadamente de lado esa cosa absurda de que los hombres somos los que tenemos que declararnos. La ocasión elegida fue una salida nocturna que tenían en común. Ella llegó temprano y él demoraba. Avanzada la noche, finalmente llega al lugar. Pero no llega solo. ¡Tchán! Al maldito se le ocurre caer con una chica. Destrozada, pero ya también jugada, espera el momento en que la chirusa lo abandonara, por ejemplo, al ir al baño. Cuando esto sucede, mi amiga va y encara al pibe. El diálogo que ella narró fue más o menos el siguiente:

Ella: Me rompiste el corazón…
Él: ¿Cómo? ¿Qué?
Ella: Claro… Me caes con esta chica… Me rompiste el corazón… Ahora voy a andar llorando por los rincones…
Él: No… Eh… Pero mirá que ella es una amiga… Igual, te voy a construir una casa redonda para que no llores por los rincones.

Clap clap clap. Para los chusmas, la historia terminó bien, pero no esa noche. En verdad, después no prosperó. Igualmente, marche otro clap clap clap para mi amiga.

Divertite sola entonces

Yo iba caminando rumbo a la parada del ómnibus después de un día sin pena ni gloria en el trabajo. En dirección contraria a mí, viene ella apresurada. Cuando estamos a pocos pasos, la intercepto. “¿Te acordás de mí?” le pregunto.
Ante su gesto inexpresivo, le recuerdo “del boliche… el sábado pasado… ¿te acordás? yo te dije que eras la más linda del lugar… es más… te iba a dar mi número de celular, pero justo me pecharon… me di vuelta para ver quién había sido, y al volverme hacia donde estabas, ya no estabas…”.
Ella pareció recordar, diciendo “ah… sí… ¿cómo estás?”. Esas palabras fueron acompañadas de un gesto que transmitía “ah… sí… vos sos el boludo del que me pude escapar… qué mala suerte volver a cruzarme con vos…”.
A mí no me importó y decidí insistir. “Yo bien, volviendo a casa… ¿vos? ¿vivís por acá?”. Su respuesta fue “Mmm… Me vas a tener que disculpar, pero tengo que llegar rápido a un lugar… Me están esperando… Te llamo, ¿dale?”.
“¡Dale!” respondí entusiasmado. Después pensé “¡Pará! ¡No tiene mi teléfono! ¡Qué hija de puta! ¿La sigo? ¡Sí!”. Cuando giré, al igual que la otra vez, había desaparecido…

Divertite sola entonces

Sábado al mediodía. Me vinieron ganas de comer en McDonald´s. Me pegué un baño rapidito y salí. Mis expectativas se resumían a una cuarto de libra con queso, unas papas medianas y una Fanta. Nunca supuse que me encontraría con ella. Menos que menos, que estaría sentada almorzando sola. El local era vidriado, así que desde antes de llegar ya la había descubierto. Pero me hice el indiferente.
Hice el pedido y me negué como de costumbre a agrandar el combo, pero me agrandé yo. Con mi bandejita, me acerco a su mesa e ingeniosamente le pregunto “¿querés acompañar tu almuerzo con un chico buen mozo sin cargo extra?”. Ella justo tenía la boca llena, así que no contestó. Apenas si me miró. Pero matanga: el que calla otorga.
Me senté frente a ella y me dediqué a desenvolver mi hamburguesa. Le dediqué una mirada acompañada de una sonrisita seductora. Bah… Al menos eso pretendía. En verdad, creo que frente a sus ojos resultó patética. Pero a mí no me importaba. O sea… Finalmente se me estaba dando lo que yo tanto anhelaba: comer con ella. Papa va, papa viene, pero ninguna palabra. Yo estaba tan nervioso que no sabía qué decir. Mi cabeza me hizo creer que a ella le pasaba lo mismo. Para mi parecer, ella estaba anonadada por mi presencia.
De repente, aún sin abrir su hamburguesa, ella se para y me habla por primera vez en todo el almuerzo. “Voy al baño y vuelvo” me dijo. Capaz que me dijo solamente “voy al baño”. No recuerdo… Pero yo me quedé esperándola. Los minutos fueron pasando. Las mesas de al lado se iban vaciando a la vez que llegaban nuevos comensales. Cuando éstos también se iban retirando luego de comer, me entró una duda… Capaz que ella no volvía nunca más… Que simplemente había agarrado sus cosas y me había abandonado.
Más tarde reparé en el detalle de que al pararse tomó su abrigo y su cartera, pero en su momento yo había supuesto que se debía a esa costumbre de las mujeres de llevar todo al baño. Listo. “No vuelve” pensé. “Yo me le como la hamburguesa” decidí. Cuando la desenvuelvo, descubro que la muy puta había elegido una McNoséquéporongaconlechugaytomate. ¡No me gusta! Derrotadísimo, todavía tengo que bancarme al pibe de la limpieza que gentilmente me pregunta “te levanto?”. Aunque obviamente se refería a la bandeja con los restos, igual le respondí “¡Levantame sí, pero a mí del piso, pelotudo!”.

Charla conmigo

-Hola.
-Hola.
-¿Qué hacés?
-¿Qué hacés?
-Ah, bueno... Veo que el señor anda de chistocito...
-Ah, bueno... Veo que el señor anda de chistocito...
-¡Qué hijo de puta! ¡Odio que me hagan eso!
-¡Qué hijo de puta! ¡Odio que me hagan eso!
-Supercalifragilisticoexpialidoso.
-Puto.

Gran frase gran

Desde que descubrí que mi celular tiene una opción llamada NOTAS, con la que podés escribir justamente notas, escribo... adivinen... ¡sí! ¡notas! Son cosas, pensamientos, divagues, reflexiones y demás, propias y ajenas, que me sorprenden en el día a día. Obviamente, las escribo y nunca más las reviso. Hasta hoy. ¡Tchán! Tengo direcciones útiles de lugares inútiles, ideas para publicidades que en su momento eran geniales y que ahora no lo son tanto, fragmentos de letras de canciones que aún no he escrito, bocetos de grageas, etc. Entre tanta nota al pedo, me encontré con una gran frase del aún más gran Diego Viola, que sentenció una charla diciendo "el que quiera pescado que se moje". Desde aquí propongo que esta frase suplante a otras como "el que quiera celeste que le cueste" o "si te gusta el durazno bancate la pelusa"...

Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen

Salir de casa y encontrarme en la puerta con un tren a vapor, manejado por unos simpáticos duendecillos que me preguntaran a dónde quería ir y que me dejaran en la puerta de la casa de Liv Tyler.

5 mensajes en el contestador

Al llegar a casa descubrí que tenía 5 mensajes nuevos en el contestador. Y ahí están. Se me cae un huevo... Mañana los escucharé... Por lo pronto, voy a grabar un nuevo mensaje. El actual dice "bla bla bla bla bla". Literalmente. Soy yo diciendo "bla bla bla bla bla". El nuevo dirá "a la gente no le gusta dejar mensajes en los contestadores y a mí se me cae un huevo cuando llego a casa y descubro que tengo mensajes, así que llámenme al (...)" y ahí digo mi celular. Sí. Ya mismo hago eso. Ups. Antes me pide que escuche los mensajes. Contestador del orto.

¿Cómo tener un pantalón chupín sin pretender tener uno?

Hacía meses que venía alternando entre tres vaqueros. Tenía que comprarme uno. Ya era hora. Superando mi negación a comprarme ropa, debido a que sí o sí implica la tediosa tarea de probarse distintas prendas una tras otra, encaré. Encontré uno que me encantó. El color, el corte, los detalles en los bolsillos, etc. Todas esas cosas que en verdad no me fijo nunca, pero que la habilidosa vendedora se encargó de hacerme ver. Jeje.
Me lo pruebo y todo genial. Listo. Me lo llevo. La chica gentilmente me ofrece a marcármelo para mandarle a hacer el ruedo sin costo. Buenísimo. Cuando dobló la tela sobrante para adentro, noté que me quedaba un poco apretado, pero supuse que era normal. Obviamente que antes nunca me detuve en el detalle del grosor de la parte baja. O sea… Sobraba pila de tela… Yo qué sé...
Cuando lo voy a buscar… Por Dios… En verdad, cuando me lo puse por primera vez… Me lo puse en patas y después me puse las medias. Bah… Me quise poner las medias después… No pude. Lo juro. Tuve que sacarme el pantalón, ponerme las medias y después ponérmelo de nuevo. En serio: no subía. Y tá. Ya asumí que tengo un pantalón chupín. Pero no saben qué buenos están los bolsillos, la puta madre…

¡¡Trutru!!

Capaz que a nadie más le pasa, pero salvo que llegue muy cansado a casa, las madrugadas me encuentren boludeando y sin ganas de dormir. En verdad, sé perfectamente que no soy el único al que le pasa. Atendeme, porque te estoy llamando...

Esperando que llegue a Uruguay...

Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen

Estornudar y que me estalle el cerebro.

Los zapatos de Gri - No actualización

Pasado un mes, me veo obligado a escrachar al responsable de que no tengamos nuevas fotos para actualizar una de las más aclamadas grageas recurrentes de este humilde blog:

Hola facebook. Chau facebook.

Me metí dos segundos. Me aburrí. Lo mismo con el MSN. Es una mierda todo esto de las redes sociales. Alejan a la gente, vuelven las relaciones humanas mucho más frías... Uia... ¿Qué eso que está tintineando en la barra de abajo de Windows? ¡Gabito! ¡Me habló Gabito por el MSN! Chau. Me voy a chatear. ¡Qué bueno!

De: ¿Para:?

Como ya he comentado acá en grageas, no tengo la más puta idea de quién carajo entra. Ayer por ejemplo, o anti ayer a esta altura, conocí a Augusto en la Ronda de Mujeres. Juancito, quién me lo presentó, me comentó que él leía grageas. Fue buenísimo. Y raro: gente que no conozco ni me conoce se da vueltas por acá.
No voy a insistir pidiendo que los que entren comenten algo como para saber que estuvieron. Ya fue. Si no quieren, no quieren. Simplemente voy a compartir algo con ustedes, que no sé quiénes son y por ende nunca les mandé/mandaré un mail desde el laburo... Miren qué linda la firma digital de mis mails:


Hoy: tengo ganas de escribir pero estoy medio en pedo y no tengo idea acerca de qué mierda puedo escribir

Tá. Eso. Tampoco es que esté en pedo. Si lo estuviera, ustedes estarían leyendo cosas como "as9asd8gw wewegj2sdf ajmgtt 43 346ewrtyd" porque mis torpes dedos no estarían conectando del todo bien con mi torpe cerebro. En verdad, estoy usando el backspace como loco, pero ustedes no lo notan. Leru leru. Pero bueno... Como venía diciendo... ¿Qué venía diciendo? Ah... Nada... Voy a hacer pis y vuelvo.

Sorprendido por el 5

Llego a casa a eso de las 20, me tiro un rato en la cama y prendo la tele. Tras el breve zapping que me permite el hecho de no tener cable, me detengo en el 5. "A ese pibe lo conozco... ¿Cómo se llama? ¡Paenza! ¡Sí! ¡Adrián Paenza!". No te digo que fui el hombre más feliz de mi vida al identificarlo, pero me puse contento. Me pasa dos por tres que me cuelgo con una cara y hasta no identificarla, no paro. Y a éste señor de lentes y pelo blanco lo reconocí al toque. Me suena que estaba con Lanata en un programa que miraba cuando vivía en Mercedes (y ahí sí tenía cable). Bueno... Como suele pasarme, me fui de tema...
El tipo conduce un programa que está buenísimo: Alterados por pi. Por lo que vi, gira en torno a las matemáticas, pero desde la simpleza y la cotidianeidad. O sea: para nada aburrido, o al menos para mí y mi lado nerd. Muy levemente, me hizo acordar un poco al mundo de Beakman. En verdad, éste está mucho más zarpado. Y nada... Me quedé re contento con el canal 5: Capusotto... 31 minutos... Alterados por pi... Me metí en www.tnu.com.uy para averiguar y agendarme cuándo vuelven a pasarlo, pero obviamente, no está la programación en la web. Y bueno... Capaz le pedí demasiado al 5...

Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen

Despertarme un día y descubrir que sé hablar en ruso.

Acerca de trabajar en GO

Hoy iba a postear acerca de la buena sensación que sentí al agarrar un marcador y escribir en la pared de mi oficina una frase que Maggi dijo al pasar. Ahí me di cuenta que todavía no había grageado nada acerca de mi nuevo trabajo, así que escribiré algo. La verdad, es que está buenísimo. Estoy muy pero muy contento. La gente divina, la casa está bárbara, la forma de laburar es genial y hay un ambiente re familiar. No sé... Estoy súper feliz. Sinceramente, se colmaron y superaron ampliamente mis expectativas. Y tá. Miles de cosas más, a cual de todas mejor, pero me voy a dormir porque ya es medio tarde y quiero descansar para mañana... Eso es algo a destacar: desde que estoy ahí, tengo ganas de ir a trabajar y todo... Jeje.

Divertite sola entonces

Hoy de tarde la suerte pareció querer sonreírme: saliendo de la panadería luego de comprarme unos bizcochitos, me crucé con ella. Sin saber qué hacer, simplemente me le acerqué, y señalándome la muñeca, le pregunté si tenía hora. Inéditamente, ella me respondió de forma amable "son las cinco menos cuarto". Repasando horas más tarde lo acontecido, recordé que luego de decirlo, me dedicó una sonrisita. No quiero hacerme ilusiones, pero medio que sus ojos pretendían decirme "yo también quiero estar con vos" o algo por el estilo. Una lástima haberlo notado tan tarde porque ni bien me dijo la hora, cansado de tantos rechazos, en vez de responderle "gracias", le dije "hora de que te vayas a la concha de tu prima, puta! ni que estuvieras tan buena como para seguir rebajándome a insistir una y otra vez para estar con vos".

Charla conmigo

-¿Qué es esto de "Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen"?
-Es una nueva sección en grageas.
-Sí. Ya me di cuenta. ¿Pero de qué viene?
-Y... No sé cómo explicarte... En verdad, son cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen.
-Ah... Mirá... Ni me lo hubiera imaginado... Le hubieras puesto un título menos enigmático...

Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen

Bajarme del ómnibus, que me confundan con otra persona y ser increpado equivocadamente por haber robado una moto.

Cosas que nunca me pasaron y que hay pocas chances de que me pasen

Ir caminando por la calle, elevar la mirada hacia una ventana de un edificio y ver la silueta de una mujer contornearse provocativamente. Luego, calcular a qué apartamento correspondía dicha ventana, tocar timbre y ser invitado a subir. Y después... Bueno... Ya saben...

Ahí estuvimos

Y estuvo genial. Un cague de risa de principio a fin. Básicamente consistió en el pibe una hora y media solo en el escenario, con sus personajes, manejando el humor desde la incomodidad, desde el exceso, desde donde se le cante el orto. Anda bien el Posca éste...

Interesante reflexión

Una estupidez a tiempo provoca más efecto que una genialidad a destiempo.

Lo que me hace hacer el frío

Nunca me cambio de lugar en el bondi cuando queda uno libre. Es más: me embola que la gente haga eso. Dos por tres me pasa de que alguien se me sienta al lado, y ni bien quedan dos asientos libres, me abandona. Eso me hace cuestionar si huelo mal o algo, y me embola. O sea… hay muchas chances que en un par de paradas alguien se siente al lado de esa persona, así que no entiendo. Pero bueno. La cosa es que yo hoy hice eso que no me gusta que me hagan. Me senté al lado de una señora ni bien me subí, pero a la parada siguiente me cambié para agarrar un asiento que había dejado una mina. ¿Por qué? Porque supuse, acertadamente, que el asiento estaría calentito. Capaz que es un tanto asqueroso en verdad, pero tenía mucho frío.